Una de las grandes diferencias entre el sur y el norte de Moçambique son las mujeres. Hay millones de historias que he ido descubriendo relacionadas con la rivalidad que existe entre ellas, provocada en cierto sentido por los hombres.
Este es un país con un alto índice de sida, alimentado por una poligamia consentida y defendida por una mayoría, que no es otra cosa que una promiscuidad enorme. Me han dicho varias veces que los hombres mozambicanos son sexualmente bestias, en el sentido de que el sexo es algo por lo que pierden la cabeza, olvidándose de su propia salud. Curiosamente las clases más educadas del país presentan índices elevados de VIH, demostrando que el sexo seguro poco tiene que ver con el nivel de información.
Volviendo al tema de las mujeres, se dice que en Moçambique no hay hombres "para todas" en el significado más literal. La importancia del matrimonio es grande y la presión social derivada de esto es alta. Estar casada es sinónimo de bienestar, estabilidad familiar, comida en la mesa, un padre que le de nombre a los hijos y muchas cosas más. Pero al mismo tiempo supone un riesgo en la medida en la que, casi seguro, se puede llegar a compartir el marido con un número ilimitado de mujeres. Y de ahí vienen las rivalidades de las que hablaba antes.
Las mujeres del sur consideran a las del norte como una tentación fuerte. En el norte hay brujerías varias sólo destinadas a mantener al marido "contento". Una de ellas es estirarse al máximo los labios de la vagina. Estas mujeres son las llamadas "mujeres lula", "mujeres calamar".
La competición es dura, y por ello las del sur se afanan en vestirse bien, hacerse cosas en el pelo, manicuras y pedicuras...todo con el objetivo de agradar.
Imagino que podemos adaptar este escenario a muchos otros lugares, quizás en escalas diferentes. A pesar de todo, quizás el grado de diferencia entre las mulheres lula mozambicanas y las mujeres plásticas occidentales no sea tan grande.
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