domingo, 10 de octubre de 2010

Querida centolla

Hola de nuevo. Esta semana ha sido de auténtico TERROR.
El sábado pasado partimos un grupo de seis personas hacia Linga-Linga una península hacia el norte del Mozambique, muy próxima a las zonas turísticas de Tofu e Inhambane. Allí nos hicimos con un chalet para los seis frente a una playa de arena blanca y palmeras. No os enseño las fotos, ahora entenderéis las razones.
Aproximadamente a las tres de la tarde estábamos allí y con ganas de preparar una buena cena en nuestro chalet y decidimos pasarnos por la playa para ver qué nos podían ofrecer los pescadores de la zona. Finalmente conseguimos alrededor de dos kilos de centolla con lo cual decidimos ponernos manos a la obra con el resto de la cena. Cocinamos arroz, verduras, abrimos botellas de vino, cerveza... Al poco tiempo llegó la mitad del grupo con las centollas, ya cocidas...
Pues a ello, comimos todo y más, como se dice en estos casos.
Pues aquí empieza la chicha del asunto. Al día siguiente los seis, todos, absolutamente todos, nos despertamos con fiebre, calambres musculares que ni las gimnastas rusas, diarreas fortísimas y un largo etcétera de síntomas que todos juntos dan como resultado una intoxicación alimenticia.
Sin poder movernos ni un metro nos mantuvimos en la cama durante todo el domingo esperando que aquello pasase. El lunes la situación continuaba igual, con picos de gravedad en alguno de nosotros así que tocó evacuación forzosa. Un 4X4 vino a rescatarnos de aquel lugar al que en situaciones normales sólo se puede acceder en barco. Tras dos horas de viaje por una carretera de arena llegamos a tiempo para coger un bus con dirección a Maputo y de ahí al hospital.
Siete horas en bus, siete, fue el tiempo que tardamos en llegar a la ciudad, totalmente noqueados por el viaje, la enfermerdad, deshidratación...
Afortunadamente después de toda esta odisea pudimos ir al hospital, en donde nos dieron medicación para los siguientes diez dias. Allí estuvimos todo el martes tras tres dias de infierno. Yo nunca me había sentido tan enferma...
Hoy, que ya la cosa se ha normalizado pienso como c****, siendo yo de donde soy, con todo el rollo del marisco gallego no sospecho nada cuando me ofrecen un producto ya cocido que yo he comprado como fresco. Cosas de la vida, crees que siempre estás en alerta y de eso nada. La picaresca es la picaresca...
Pues semana después continuamos en "modo sopa" que diría alguno que conozco y con cinco kilos menos. Eso sí, creo que nunca más podré volver a mirar a una centolla con los mismos ojos.



pd. A este tipo de entradas he decidido llamarlas ma-putadas. Sobran explicaciones no?
pd2. Imagino que ahora entenderéis las razones por las que no hay foto en esta entrada

1 comentario:

  1. Jajaja me estoy poniendo al día con las entradas del blog.

    Esto mismo, pero en menor grado, nos pasó a la Pirix y a mí en indonesia, gracias a la vacuna de la diarrea del viajero ... y aún así no ca**mos por la pata abajo ...

    ResponderEliminar

Seguro tienes algo que decir