Hoy, contrariamente a lo que se esperaría en estas circunstancias siento que no estoy segura de querer volver a mi país. Quizás me he desarraigado tanto del lugar de donde vengo que no siento ni frío ni calor por todo lo español. Leo las noticias y me entra cagalera, con perdón.
He intentado buscar testimonios de españoles que regresan a España tras varios años fuera y parece que la tónica general es que la adaptación no es fácil...
Realmente me enfrento a dos situaciones complicadas, primera de ellas; no recuerdo lo que es vivir en un país corrupto. Tras cuatro años en la Europa rica en la que raramente se escuchan noticias sobre la corrupción no se qué tal va a ser la vuelta a la chapuza generalizada. Segundo, tras años trabajando en entornos profesionales modernos ya no se si podré con ciertas tradiciones españolas como calentar la silla, comidas de tres horas, cafés cada dos, etc... Por estas cosas tengo la impresión de que mi tiempo en España será corto también y no dejo de pensar en mi próxima parada. Prometo seguir informando por aquí sobre cómo va la cosa. Os presento a Leo y Olivia, que ya tienen 16 meses.
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