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Llevo mucho tiempo sin aparecer por aquí, lo sé, pero después de este viaje ha sido difícil encontrar un momento para sentarse y pensar en lo que uno desea escribir.

En estas últimas semanas he estado organizando un poco la vida de nuevo en Maputo. Después de estar mas de medio mes en Ukrania uno llega aquí y es como un “vuelta a empezar” con el “dios, puede ser que nada funcione!”, otra vez. Me hace gracia esto. Eso viene a que me sorprendió mucho la capacidad de trabajo de la gente de Europa del Este, y en condiciones difíciles, pues también la clase política es un tanto detestable, corrupción, pobreza, duro cambio de régimen, y tal y tal y tal. Me sorprendió mucho también que mis colegas de trabajo de allí saliesen de la oficina a las seis de la tarde y continuasen “trabajando” en la calle repartiendo tarjetas de visita a todo el que se mueve. Eso si que es hacer business!

El salto del mundo africano, pasando por la Espaňa de acampada, y llegando a la antigua URRSS me dejó en shock. De verdad lo digo. Yo creo que por eso he tardado tanto en escribir de nuevo...

En cuanto a las últimas aventuras por tierras mozambicanas os contaré que ando enfrascada en unos cuantos planes interesantes. No sé si he contado algo de esto por pero últimamente hace un frío de la leche. Se dice que es el inverno más frío en MZ desde que existen datos de este tipo, allá por los aňos sesenta. Como mi sangre, desde que vivo aquí, ha aumentado de temperatura, ando igual que mis amigos mozambicanos, a 15 grados con jersey, chaqueta y calcetín gordo. Esto condiciona bastante a la hora de hacer planes al aire libre, pero mi próxima visita creo que será an una zona super bonita que está un poco tirando hacia el norte. Sigo dándole vueltas también a la posibilidad visitar el Kilimanjaro pero las historias que me cuentan de personas que se ponen muy enfermas por la altitud y se quedan a la mitad del camino, me echan un poco para atrás. En fin...