Bolliwood con la roja

La última semana la he pasado fuera de casa, de ahí que aún no haya podido responder a muchos e.mails ni actualizar el blog. Encima de todo mi nuevo trabajo, en el que llevo dos días, me está quitando más tiempo del que yo esperaba, pero eso ya es otra historia.

El viaje a Durban, donde la selección española debutaba en el Mundial, fue bastante más complicado de lo que yo había pensado incialmente. La primera noche la hice yo sola en un hostel cercano a una playa de surfers increíble, con el único defecto de que el sitio estaba lleno de locos del fútbol llegados, en mayor parte, desde Australia. Tampoco estaba yo como para pedir milagros, las ciudades que hospedan partidos están sin alojamiento posible.

Como Sudáfrica es un país peligroso y la gente que está llegando a la World Cup viene con la lección aprendida desde casa (cosas que pueden y no pueden hacer en SA) pues debo decir que la fiesta y el entretenimiento estaban en el estadio y en las habitaciones de hostels, hoteles, albergues, etc... Así las cosas y sin ánimo de correr ningún riesgo pues acepté la invitación de mis vecinos de habitación para una barbacoa. Pasé la noche hablando con estos australianos pirados por el fútbol y la conversación sólo invitaba a seguir bebiendo. Tetas, fútbol, tetas, algo de sexo, un poco más de fútbol y en el medio ciertas preguntas del tipo "mozambique está en África?".

Eran majos, tampoco quiero quejarme, pero al día siguiente cambié de hostel aliviada. En la otra punta de la ciudad me encontré con D. que viajaba desde Cape Town y, una vez acomodadas en una habitación con ocho personas más pues nos dispusimos a trabajar intentando buscar aficionados españoles para mi crónica del periódico.

Despues de dar mil vueltas por el estadio de Durban (increíble de precioso-bonito-chulísimo) tan sólo conocimos a dos sevillanos. Así las cosas el resto de la gente que conocimos con la camiseta nacional era indios, nada más y nada menos. Con esta conclusión sobre la mesa y con algunas imagenes de indios con el toro de Osborne estampado en la camiseta, pues no nos quedó más remedio que titular con un "Bolliwood con la Roja", ahí queda eso...

Aceptada la realidad de que en España no hay mantreca ni para venir al ver el fútbol pues decidimos disfrutar del partido con nuestros amigos los indios y unas cañas a las que amigablemente nos invitaron. El ambiente en SA es increíble así que había que disfrutar.

Con miles de anécdotas por el camino nos tocó preparar la vuelta a casa, un viaje que se hace en siete horas y que nos llevó dos días. Para los que os pregunteis cómo se entiende esto pues os resumo aclarando que fuimos engañadas, luego ayudadas por una familia de portugueses, a continuación trasladadas por el nieto de los portugueses a un bus que nos llevaría a Maputo y embutidas finalmente en una furgoneta cargada de huevos, pan y gente con la que conseguimos llegar a casa.

Mañana parto de nuevo a JNB para el siguiente partido, así que habrá más